sábado, 2 de febrero de 2008

Orquídeas.


Cuenta una leyenda, que una cálida mañana en las costas de Java apareció una diosa recubierta con un delicado y perfumado chal.
Paseába placidamente por un bosque de sándalos, robles, castaños y magnolias, dónde los rayos del sol se filtraban entre las ramas de los árboles disipando las sombras de la noche.
Al desaparecer la diosa quedó sobre una de las ramas el delicado chal, entre cuyos pliegues jugaban las sombras y la luz. El chal se transformó en una hermosa y misteriosa flor, la orquídea, una de las más bellas y delicadas de la naturaleza.
La planta murió cuando los hombres, sin delicadeza alguna, la pisotearon dejándola en el suelo. Sólo la bondad de la diosa pudo hacer revivir los gérmenes que quedaron, a fin de que en el mundo desde entonces, florecieran para admiración de todos los seres que a él pertenecían.
Hoy son flores de salón y de lujo, pero antaño las juntaban los hombres y las mujeres del pueblo en grandes ramos para ofrenda a sus dioses.

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