domingo, 3 de febrero de 2008

" La princesa que creía en los cuentos de hadas"



Marcia Grad en su libro " La princesa que creía en los cuentos de hadas" nos muestra el viaje que es nuestra vida a medida que separamos la ilusión de la realidad, nos adaptamos a los sueños y a las heridas de la infancia y descubrimos quién somos en realidad y cómo funciona el juego que es la vida: el camino de la verdad, que como indica la autora en su nota personal, es un camino que te llevará a un lugar apacible y feliz, dónde cada nuevo día será un regalo y las sonrisas abundarán más que las lágrimas.

La autora anuncia la importancia de la autoestima y del amor por los demás. De confiar y compartir, del valor de la amistad. Del valor de la libertad y del crecimiento personal. Del beneficio de la lealdad, la ayuda, la comprensión, el compromiso, la comunicación y el respeto hacia uno mismo ante todo, como elemento principal para hallar la paz interior y la felicidad.

El relato a modo de cuento situado en una época remota, narra la historia de la delicada, afectuosa y dulce princesita Victoria que crece soñando que será rescatada por un príncipe encantador al igual que en sus cuentos de hadas preferidos.
Rescatada por fin y cuando todo parece que va por buen camino, el príncipe deja de ser encantador... Siguiendo los consejos de un búho, inicia un emocionante viaje de descubrimiento personal, lleno de peripecias a lo largo de todo el trayecto que culmina con la convicción de que los cuentos de hadas pueden convertirse en realidad... pero tal vez de una forma distinta a la imaginada.

El recorrido de la encantadora princesa Victoria transcurre por unos parajes que invitan a la ensoñación y a la reflexión, elementos indispensables para vivir. Del mar de la emoción, el país de la ilusión, el campamento para viajeros perdidos, el país de lo que és, del paseo por la callejuela de los recuerdos hasta llegar al valle de la perfección. Y de ahí al templo de la verdad y al pergamino sagrado, es decir encontrarse uno mismo y seguir por el camino escogido con plenitud mental y con la convicción de que el amor que contiene el corazón genera amor a la vida.

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