Me gusta el resplandor del día y la luz tenue del ocaso.
Me gusta el tacto de la tierra volcánica en mis dedos y el roce del terciopelo.
Me gustan los seres dulces, callados y de mirada huidiza y las personas locuaces, vivas y de mirada clara.
Me gusta el aroma intenso del café de por la mañana y la fragancia suave de una rosa recién cortada.
Me gusta lo diáfano, me eleva y mece mi mente y también lo opaco por que me estimula.
Me gusta el rumor de las gentes y el murmullo esponjoso del silencio.
Me gusta que luz ciegue mis ojos y que las sombras acaricien mi mirada.
Me gusta lo complejo, desgranar todos y cada uno de los elementos y hallar el placer en la simplicidad más llana.
Me gustan los ritmos fuertes, in crescendo y las cadencias suaves, breves, apenas un susurro.
Me gusta el tiento de la piel desnuda y el retraimiento más profundo.
Me gustan las personas claras, francas y transparentes y los que esconden su mirada.